lunes, 15 de noviembre de 2010

De Godzillas, Krakens, y demás variedades (II)

Si se da crédito a los relatos de los marineros, el kraken, una aterradora criatura marina, debe contarse entre los monstruos más grandes de todos los tiempos. Para los que no lo sepáis, y antes de que vayáis directos a preguntarle a Google, un kraken es, además de un animal acuático recurrente en libros, videojuegos y películas, una criatura de la mitología escandinava y finlandesa, asimilada normalmente a algún tipo de pulpo o calamar gigante que atacaba barcos y los hundía haciendo uso de sus poderosos tentáculos.

Todos sabemos que las leyendas deforman la realidad, pero lo cierto es que, en este caso,  el kraken está basado en un hecho real. Muchos animales marinos han adquirido grandes dimensiones en el curso de su evolución: ballenas, tiburón blanco y elefante marino, por citar algunos ejemplos. ¿Puede que en este caso nos hayamos topado con algo inventado que puede ser cierto? Lo más probable es que, en la realidad, no pueda existir un animal tan grande como cuentan los relatos, pero sí lo suficientemente grande como para llamar nuestra atención.

Julio Verne describe uno de estos seres en su famosa novela "20.000 leguas de viaje submarino":
Era un calamar de colosales dimensiones, de ocho metros de largo, que marchaba hacia atrás con gran rapidez, en dirección del Nautilus. Tenía unos enormes ojos fijos de tonos glaucos. Sus ocho brazos, o por mejor decir sus ocho pies, implantados en la cabeza, lo que les ha valido a estos animales el nombre de cefalópodos, tenían una longitud doble que la del cuerpo y se retorcían como la cabellera de las Furias. Se veían claramente las doscientas cincuenta ventosas dispuestas sobre la faz interna de los tentáculos bajo forma de cápsulas semiesféricas. De vez en cuando el animal aplicaba sus ventosas al cristal del salón haciendo en él el vacío. La boca del monstruo -un pico córneo como el de un loro -se abría y cerraba verticalmente. Su lengua, también de sustancia córnea armada de varias hileras de agudos dientes, salía agitada de esa verdadera cizalla. ¡Qué fantasía de la naturaleza un pico de pájaro en un molusco! Su cuerpo, fusiforme e hinchado en su parte media, formaba una masa carnosa que debía pesar de veinte a veinticinco mil kilos. Su color inconstante, cambiante con una extrema rapidez según la irritación del animal, pasaba sucesivamente del gris lívido al marrón rojizo.
Ya que la mayoría de las veces nos dedicamos a desmontar la fantasía creada por otros, vamos, aunque sea por una vez, a decir algún punto en su favor, explicando por qué podría existir una criatura de semejantes dimensiones. En los animales grandes, la relación entre superficie corporal y volumen es menor, y eso les permite conservar mejor el calor en las frías aguas del mar. Asimismo, el agua salada (de mayor densidad que su homónima dulce), sustenta mejor una enorme masa corporal que, en tierra, habría sucumbido bajo su propio peso; esto último se debe al principio de Arquímedes que, además de oponerse a la fuerza de la gravedad, es proporcional al volúmen del objeto sumergido (dado que el aire tiene muy poca densidad,  fuera de un líquido esta fuerza es despreciable en comparación con el peso).


Ya que Julio Verne ha sido tan amable de darnos la masa aproximada del calamar, vamos a hacer algunos cálculos que nos permitan ilustrar el principio de Arquímedes:
El primer problema con el que nos encontramos es que la densidad del agua de mar varía con la profundidad.


Teniendo en cuenta que los calamares gigantes habitan en lo profundo de los océanos, vamos a tomar la densidad del agua a grandes profundidades: ρ=1.028 g/cm3.

Imaginemos al calamar en equilibrio, sumergido en el agua. No actúa ninguna otra fuerza, por lo que el empuje hacia arriba será igual al peso (el dibujo anterior con la bolita lo explica bastante bien):
      ρ*g*Vdesalojado = Masa*g  (g= aceleración de la gravedad)
      1.028 g/cm3*g*Vdesalojado= 25000 kg*g  =>Vdesalojado =Vcalamar = 24319066 cm3

El problema es que los calamares más grandes que se hayan visto, de una longitud de unos 20 metros (tentáculos incluidos), tienen una masa aproximada de unos 1000 kg. Así, repitiendo los cálculos para estos nuevos datos:
      ρ*g*Vdesalojado = Masa*g
      1.028 g/cm3*g*Vdesalojado= 1000 kg*g  =>Vdesalojado =Vcalamar = 972762 cm3

Aquí hemos llegado a los datos contradictorios: o bien el calamar ocupa menos volúmen, o bien se hundiría sin remedio en las profundidades del océano debido a que su peso es mayor que la fuerza que se opone a él (en nuestro caso, el empuje).




Aquí no parece estar hundiéndose, ¿verdad? Además, ya que ahora no tiene el empuje de Arquímedes para ayudarle, ¿creéis que le será tan fácil mover sus tentáculos?

4 comentarios:

  1. Bueno, pues será menos volumen... O un poco más pequeño, pero lo cierto es que no es la primera vez que se encuentran cachalotes (u otro tipo de ballena, que igual me equivoco) con heridas de ventosa en la piel.

    O quizás lo leí en ficción y lo asimilé como cierto, a estas alturas de la vida ya...

    ResponderEliminar
  2. De hecho hasta donde yo sé, los cachalotes son los únicos depredadores naturales de los calamares gigantes...

    ResponderEliminar
  3. Un día de estos, te leo.

    Y sí, los cachalotes aparecen con heridas de calamar gigante, más que nada porque estos intentan defenderse...

    ResponderEliminar
  4. Malditos calamares que no asumen la postura de la oposición no-violenta... He estado fisgando por ahí y lo de las ventosas dicen que podría ser o calamares MUY grandes (ya no calamares gigantes, sino calamares colosales, llamados literalmente así, algo que me resulta bastante molón), o que la cicatriz fuese antigua y hubiese crecido con el cachalote.

    ResponderEliminar